LA PEDAGOGÍA DE DESPACHO

La primera vez que escuché este término fue en un curso de verano a uno de mis mejores amigos y colegas de profesión al que admiro mucho y al que dedico este breve articulo. Él sabe de quién hablo...
Bueno, desde entonces he pensado en escribir algo sobre esto, ya que realmente el término no tiene desperdicio ¿Qué es un pedagogo/a "de despacho"? ¿De qué estamos hablando realmente?
Yo creo que para enfocar este tema es importante distinguir entre conocimiento y sabiduría, y  diré por qué. Es posible, por supuesto, acumular muchos y profundos conocimientos teóricos sobre cualquier cosa, pero sólo la aplicación real de esos conocimientos nos va a dar una profundidad del alcance y utilidad de los mismos. O dicho de otro modo, la maestría se alcanza con un constante diálogo entre teoría y práctica: ambas se retroalimentan, y cuando una de las dos falta, la cosa no termina de ir, y esta situación nos terminará pasando factura. Yo recuerdo que algunos de mis profesores del Instituto Orff impartían clases a niños, donde nosotros, estudiantes de pedagogía, podíamos ver cómo aplicaban en la práctica lo que ellos mismos nos enseñaban.
Hablemos de pedagogía musical escolar. Actualmente, si un profesor/a de una institución superior de enseñanza, quisiera seguir enseñando música en contextos escolares, resulta que se encuentra con un sinfín de trabas y dificultades. Esto le sitúa, a mi entender,  en una tesitura complicada, ya que en su quehacer diario no sólo tiene que dedicarse a la investigación (lo cual es muy necesario, que conste) sino que también debe impartir docencia sobre una didáctica de la música escolar...que en bastantes casos él o ella dejó de practicar hace más o menos tiempo. Conozco iniciativas muy loables de profesionales en esta situación que hacen un esfuerzo ímprobo  por seguir en contacto con niños y jóvenes, y también de aquellos que quieren pero no pueden porque el sistema que tenemos se lo pone muy difícil, prácticamente imposible sacar tiempo para esta actividad "extra" cuando se está hasta arriba de tareas burocráticas o de otra índole, o simplemente porque no hay modo legal de hacerlo. Por eso es importante ser conscientes que en la gran mayoría de los casos no es un problema del profesorado. La gente hace básicamente  lo que puede, o bien lo que le dejan hacer.
Por lo tanto, la cuestión es más profunda que la casuística personal de cada uno. Hay algunas preguntas que aún están en el tintero:  ¿Cuándo nos vamos a tomar la pedagogía musical escolar en serio para que los profesores de instituciones superiores puedan realizar o colaborar legalmente en labores docentes escolares? ¿Durante cuánto tiempo vamos a seguir manteniendo esta estúpida separación entre práctica y teoría en este ámbito de la pedagogía? ¿Cuándo nos vamos dar cuenta que investigación, innovación didáctica y práctica docente deben ir unidas?


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