BUENAS PRÁCTICAS EN EL ASOCIACIONISMO EDUCATIVO

Uno de los derechos  más importantes en democracia es el derecho a la libre asociación, siempre dentro  del marco legal por supuesto. Y una de las posibilidades más interesantes que nos ofrece este derecho es el de constituir una asociación de carácter profesional o gremial. En nuestro caso, estaríamos hablando de asociaciones de educadores musicales y otras profesiones relacionadas con la música y/o la educación. En mi opinión, una asociación profesional debe ante todo cumplir con los fines marcados en su estatuto fundacional, y proveerse de los necesarios mecanismos de control ético y financiero para gozar siempre de una buena salud democrática que favorezca su transparencia, lo que sin duda redundará en una mejora significativa de su utilidad y  durabilidad. Para ello es importante evitar a toda costa que se degrade con el tiempo en un simple grupo de “amiguetes” donde reine la parcialidad, la endogamia, la opacidad y el tráfico de influencias y favores. Para ello, en este breve artículo voy a exponer algunas ideas que quizás pudieran ser de utilidad para prevenir ese hipotético riesgo:


1. En primer lugar, es fundamental contar con un estatuto fundacional que defina claramente los objetivos y fines de la asociación. En el caso de que estos sean estrictamente profesionales, sería fundamental dejar a un lado cualquier sesgo político o ideológico, para que así el espectro de socios sea el mayor posible y por otra parte, garantizar que dicha asociación velará por la mejora del colectivo al que representa sin menoscabo de las circunstancias políticas de cada momento. Dichos estatutos deberían estar disponibles para todos los socios en todo momento, y deberían incluir la obligación de su observancia por parte de la junta directiva de la Asociación, así como diferentes mecanismos que aseguren su cumplimiento y su posible ulterior modificación cuando se den las circunstancias para ello. 

2. El listado de socios debería estar disponible igualmente, para que todos los socios conozcan con qué personas comparten su membresía. Esto debería de hacerse de una forma compatible con la protección de datos personales (por ejemplo, la publicación  de un listado somero y escueto de socios en una intranet privada reservada a los socios podría ser una medida a considerar en este sentido).

3. Uno de los grandes problemas hoy en día de cualquier asociación es poder reunir presencialmente a sus socios y órganos colegiados para la toma de decisiones. En mi opinión, sin menoscabo de seguir realizando reuniones presenciales, estas deberían complementarse de forma semipresencial con alguna otra opción online simultánea, con la debida seguridad y protocolo, para así posibilitar que ningún socio deje de participar en las asambleas y ejercer su derecho al voto simplemente por el hecho de no poder acudir presencialmente a las mismas.

4. Las actas íntegras y el resultado de las votaciones y decisiones deberían de estar disponibles de una asamblea para la siguiente. 

5. El cauce de comunicación prioritario con los socios debería ser el email, dejando los grupos de redes sociales solamente para la divulgación pública de sus actividades o el mantenimiento del contacto entre sus miembros cuando estos forman parte de pequeñas comisiones o grupos de trabajo (por ejemplo, a mi modo de ver, un único chat de whatsapp con todos los socios tiene el riesgo de  convertirse, tarde o temprano,  en un sistema de comunicación deficiente y poco adecuado para el mantenimiento de una comunicación eficaz, certera y respetuosa, tanto en el contenido como en las formas).

6. La gestión económica debería ser lo más transparente posible y tanto el presupuesto en vigor, como su ejecución y una memoria económica anual deberían estar disponibles igualmente para todos los socios. 

7. Por último, los cargos unipersonales así como los colegiados, deberían estar sometidos a un conjunto de normas que establezcan claramente su nombramiento y durabilidad, que indudablemente debería estar limitada en el tiempo.  En este sentido es importante la renovación constante, evitando que determinadas personas permanezcan sempiternas en los mismos puestos. 

8. Para poder garantizar el punto anterior, es fundamental que los estatutos de la asociación prevean las distintas situaciones que se puedan dar y las regulen. Y quizás, lo más importante, que dichos estatutos incluyan en su articulado el compromiso previo y sin condiciones (salvo causas evidentes de fuerza mayor) de los socios a ostentar cargos de responsabilidad cuando la situación lo requiera, evitando así que los socios se conviertan en meros actores pasivos y se impliquen por lo tanto  en la gestión. Se pueden adoptar fórmulas rotatorias, aleatorias, de elección abierta, y muchas otras. En muchas ocasiones, determinadas personas se eternizan en los cargos porque para una gran mayoría de socios es también la opción más cómoda. Pero el precio a pagar por este modus operandi en algunos casos es enorme:  esta práctica cristaliza los roles de las personas, genera malos hábitos y puede llegar a erosionar de forma fulminante los valores  éticos  y demoćraticos de la asociación, acercándola en muchos casos hacia el peligroso ámbito de la corrupción. 

9. Por último y aunque parezca sorprendente, es importante que las asociaciones cuenten con un asesoramiento legal externo, algo así como un auditor o consultor jurídico independiente, contratado por la asociación, que tenga acceso a todos los documentos y actuaciones de la asociación, para que la asesore y sobre todo la prevenga sobre aquellas posibles prácticas o actuaciones de dudosa legalidad en las que se pudiera incurrir, a la vez que revise y audite la gestión económica.

Parece complicado, pero  si queremos dotarnos de asociaciones profesionales robustas, amplias, numerosas, duraderas, transparentes, eficaces, plurales, con una alta dosis de participación democrática, que no se conviertan con el tiempo en cotos cerrados, y que estén  desprovistas de toda duda  de endogamia y falta de ética, es fundamental tomarse el derecho a la libre asociación muy en serio y hacerlo con mucha profesionalidad. Requiere sin duda de más trabajo, pero a medio y largo plazo estoy convencido de que nos hará más fuertes y creíbles, y habrá merecido la pena. 





Entradas populares